MONTEJAQUE,
dentro de la Serranía de Ronda e integrado en el Parque Natural “Sierra
de Grazalema”, el municipio y su término están agrupados
en torno a la Sierra de Líbar y el río Guadiaro, constituyendo una de
las zonas kársticas más singulares y hermosas
de toda la zona.
Se conocen vestigios arqueológicos
suficientes e importantes en la actualidad, para comprender la importancia
que como vía natural de comunicación entre el interior y el litoral, tenía,
y sigue teniendo, el Valle del río Guadiaro, desde el Paleolítico, neolítico
y el bronce (Cueva
de la Pileta, llano del Mures, punta de flecha de Montejaque, dólmenes
de Libar, etc.).
Además de íberos y romanos,
la influencia árabe se hace notar en la fisonomía de la localidad de forma
más patente. Su casco histórico es de origen nazarí, conservado
en la actualidad, es de un gran atractivo turístico, de calles empinadas,
sinuosas, de paredes encaladas, que nos llevan a la parte alta del municipio,
desde la que podremos contemplar una vista panorámica de especial belleza.
Los visitantes pueden conocer también la Iglesia
de Santiago (s. XVI), el Punto
de Información del Parque Natural “Sierra de Grazalema” y el Centro de Interpretación de la Espeleología.
Algo más alejado se puede pasear y descubrir la Cueva del Hundidero, el Puente
de la Dehesa, los Llanos de
Líbar o la Ermita de la Escarihuela.
Su toponimia significa “monte
perdido” (Montejaque). En 1485,
antes de la caída de Granada, se incorporan a la corona de los Reyes Católicos.
La orografía del término municipal y
la zona es muy abrupta, localizándose entre los ríos Gaduares y Guadiaro. Las Sierras del Palo,
de Juan Diego, de Montalate, de Libar, alcanzan cotas sobre el nivel del mar, como la del Palo con 1.400 m, el Ventana con 1.298 m, el Hacho de 1.071 y el Mures con 871 m. Siendo muy interesante
sus poljes ovalles, intercomunicados entre sí, entre las distintas sierras
que conforman todo el macizo, ideales para cualquier senderista.
La flora, la fauna, la biodiversidad
en definitiva, nos fascinan a cada paso, dependiendo de la estación del
año. En cuanto a su vegetación es la típica del bosque mediterráneo, de
carácter autóctono, donde abundan las encinas, alcornoques, quejigos y
algarrobos. Junto a los ríos surgen bosques de ribera, con fresnos, chopos,
sauces y olmos. En cuanto a la fauna hay que destacar venados, cabras
montesas, meloncillos, jinetas, zorros, etc. y entre las aves, buitre
leonado, alondras, perdices, petirrojos, ruiseñores, entre otras especies.
Montejaque,
cuenta con una infraestructura turística asequible a cualquier economía,
encontrando Hoteles y Complejos, Posadas, Refugios, Albergues, Cortijos adaptados, Casas de Turismo, etc. donde gozar de las peculiaridades del turismo
rural.
En estos aspectos, nos encontramos
rodeados de suficientes atractivos turísticos: desde la Cueva de La Pileta, hasta la ciudad romana de Acinipo; desde Torre Xexima, hasta el puente medieval de La Dehesa; desde la ciudad de Ronda, a las de Grazalema o Setenil de las Bodegas.
En la Cueva de La Pileta,
se encuentra la manifestación de arte rupestre más importante al sur de
la Península Ibérica. Fue un santuario relevante durante el Paleolítico
y el Neolítico, de ahí su importancia, como yacimiento arqueológico y
antropológico, debido a sus múltiples pinturas, restos cerámicos y óseos,
que han aparecido. Su privilegiada situación esta cerca
de la vía de comunicación entre el interior de la serranía y el mar.
Uno de los aspectos más interesantes
son las rutas de senderos a través de su término. La Sierra de Libar, nos transporta a paisajes de inolvidable belleza.
Valles o poljes de paisaje kárstico, entre montañas, conectados entre
sí, tales como los del Pozuelo, Libar, Zurraque, Burfo, Culantro, Jarastepar, etc.
en el término de Montejaque,
no se olvida fácilmente al senderista más exigente. Un paseo por la ribera
del Guadiaro, entre Benaoján y Jimera de Líbar, tampoco.
La estancia entre sus habitantes
es calidad y cordial, y como su paisaje, acaban “atrapando” al forastero.
En la zona se encuentran restaurantes,
mesones, ventas y bares donde degustar la rica gastronomía serrana, productos
del cerdo y sus derivados. Pudiéndose no sólo degustar, sino también adquirir
dichos productos en sus múltiples variantes.
Los trabajos de diversas artesanías
de la zona, en esparto y corcho fundamentalmente, son igualmente apreciados.
Así mismo los productos chacineros de sus diversas Cooperativas e industrias (Montejaque
y Benaoján) son de una garantizada relación de calidad y precio. Un
ejemplo es la Cooperativa “Al-jaque” -en Montejaque-, fabricando mermeladas,
miel con frutos secos, licores con frutas, y su gama de productos ecológicos
de una elaboración exquisita, con la garantía de la marca...
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